10.08.19 Temprano visualizamos que iba a estar bien en los
alrededores del Farallón y a las 6:30h ya estábamos en el agua, en la embarcación
Pa’ntonces; llegamos a la piedra e inmediatamente el Abe nieto comenzó a sacar
barriletes que le había encargado su abuelo Norberto (los prepara estilo
caguama y son una verdadera delicia), pero sin perder la posibilidad de otro
tipo de presa. Así pues, puse en el agua un señuelo Williamson Big Game que no
me defraudó pues en la mancha de barriletes, se prendió un espectacular marlín rayado
(mi hijo Alfredo lo cordeló por más de 1 hora), que hizo por todo ese tiempo,
espectaculares alejamientos de la embarcación que sembraba la incertidumbre y
elevaba los niveles de adrenalina de todos los integrantes del equipo, hasta
los mas altos niveles. Finalmente (y por supuesto, con la benevolencia del
Señor), lo pusimos a buen recaudo sobre la embarcación e inmediatamente (por obvio
deterioro físico de los integrantes de la tripulación), nos direccionamos al
náutico a donde llegamos a las 11:30h, habiendo realizado un periplo marino de
tan solo 4 horas.
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