01.05.19 Hoy tocó “despedirme” de la embarcación Piñitas y aprovechando (se abre
la bitácora de Mayo), que todavía tengo que asentar el Suzuki DF6A (que por
cierto ha estado funcionando impecablemente), me fui al agua por un lapso de 2h
(6 a 8; de hecho, cuando el tractorista me estaba subiendo, mis compañeros del
náutico apenas estaban disponiéndose a salir), con tan buena suerte que los
toritos (también se prendieron peces lagartija, cochis y bichis), estaban en el
mismo sitio que los encontré ayer. En esta ocasión, después de la “salvaje”
mordida que le dieron ayer a uno de ellos (el Ing. Mena le apuesta a que fue
una gran barracuda, opinión que no descarto), mantuve a los animales en el agua
tanto tiempo como me aguantó la paciencia, esperando que el “gran depredador”
hiciera acto de presencia, pero el Señor tal vez no quiso que me involucrara en
una cansada pelea, que me comprometiera física y mentalmente. Dios, en verdad
voy a extrañar todo esto cuando me muera.
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