22.09.18 Después de intensas lluvias en nuestra región, hoy por fin pude ir al
náutico y aunque el agua estaba muy turbia y llena de basura antropogénica, el
Señor me “halagó” con la magnífica sensación que experimenté al ver las
múltiples “chorreaduras” de prístina agua que se vertía al mar, desde el cerro
de San Carlos y si a eso le agregamos que los coconacos (también hubo bichis,
cochis, cabrillas areneras y roncachos), pelearon, se encuevaron e hicieron “chillar”
en forma estridente los carretitos Okuma, puedo afirmar que me siento
profundamente satisfecho de haber realizado otra mini jornada en Topolobampo.
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