02.08.18 Para abrir la bitácora de agosto, además para que Alejandro tuviera
oportunidad de ir por último al Farallón (mañana regresa con su familia a su
centro de trabajo), hoy nos fuimos al cerro a sabiendas de que el pronóstico
marcaba oleaje difícil para la navegación y la pesca; por fortuna, el día no
estuvo muy “traumático” aunque sí muy cansado, por el golpeteo de la
embarcación y por la gran cantidad de barriletes (al igual que en ocasiones
anteriores, fueron regresados indemnes a su hábitat), que se prendían
frecuentemente en todo tipo de señuelos duros o blandos. De cualquier forma,
los delfines y las caguamas nos hicieron recordar el día próximo antepasado en
el que se nos prendieron 3 picudos y que marcó uno de las mejores jornadas al
cerro.
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