25.05.16 A las 4 h vi que habría
oportunidad de verificar las acciones de mantenimiento en el Honda 90,
(aparentemente, en los próximos días habrá viento intenso e inclusive las
jornadas dentro de la bahía se verán muy limitadas), sacándolo a dar un “paseo”
por el Farallón y como este viaje no estaba programado, tuve que esperar a que
llegara el tractorista al náutico (Alejandro me pidió que le trajera unos
barriletes), lo cual ocurrió hasta las 7:10 h; todo transcurrió de manera normal
(olas se 0.50 m con crestas a cada 12 s, con intensidad del viento del orden de
los 5 km/h), hasta que en la piedra, se desató una tormenta primaveral con
lluvia intensa acompañada de descargas eléctricas que hizo muy “traumática” la
jornada pues tuve que suspender la pesca (afortunadamente después de haber
sacado “n” barriletes de los cuales, 6 le llevé al tractorista), poner en
neutral el motor (la fricción de las partículas de agua con la falca de la
lancha producen electricidad que puede atraer al rayo), bajar la antena del
radio, poner las cañas en el piso de la embarcación y pegarme mucho al cerro
para que su elevación minimizara la posibilidad de atraer una descarga
eléctrica a la Mi Última. Así transcurrieron las horas hasta que dejó de “tronar”
el cielo (recordé la regla: si lo escuchas te puede alcanzar) y aproximadamente
a las 13 h, me direccioné al náutico a donde y gracias a la infinita bondad del
Señor, llegué satisfactoriamente, ahora con una aventura más que compartir con
los nietos que siempre están ávidos de que el abuelo les platique sus
vivencias.
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