05.01.16 Para complementar el “ritual” del vicio-afición-pasión que me tiene “atrapado”
desde hace largo tiempo, hoy fui en solitario al Farallón (primera vez del
2016) y pude constatar que todavía “puedo” con la marejada, con el frío y la
llovizna (inclusive se presentó un arco iris en las proximidades del cerro) y
con los barriletes que se prendían con todo tipo de señuelos; atrapé y por
supuesto regresé, algunos animales tan pequeños inclusive más chicos que los
curricanes. El mar estaba difícil con olas primarias y secundarias encontradas,
verde por la alta concentración de plancton (había que estar limpiando frecuentemente
señuelos y líneas) y con muy pocos peces (ni siquiera en el profundímetro se veían),
pero me sentí bien y agradecí a Dios el que me permitirá vivir estos lapsos de
tiempo (hoy estuve más de 6 h en el agua), navegando por las aguas del Mar de
Cortés; el aspecto negativo de la jornada lo experimenté cuando me encontré al
SE del Farallón, la carcasa de una caguama que limpiamente había sido
descarnada, para el aprovechamiento de uno o varios depredadores a los cuales
por supuesto, no tengo porque desearles un buen año.
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