jueves, 2 de julio de 2015

02.07.15 Ante la posibilidad de no ir a la “parcela” en los próximos días (aparentemente habrá lluvias y fuertes vientos a partir de mañana viernes por la tarde), hoy decidí salir un rato al mar aprovechado que el pronóstico vaticinaba “smooth seas” (superficie del mar suave, tersa), aunque como se ha hecho costumbre, las olas secundarias aparentemente no cuentan para los programas matemáticos con los que elaboran los pronósticos. De cualquier forma, el mar estaba navegable para la Mi Última y a las 7:30 h ya tenía 4 señuelos en el agua sobre la isobata 40, con la esperanza de que un despistado dorado tomara a cualquiera de ellos, ya que han pasado muchas lunas y esta especie brilla por su ausencia; no hubo suerte y por el contrario, de nueva cuenta los barriletes hicieron su “desagradable” aparición y tomaban cualquier señuelo (grande, chico, suave, duro), que se les atravesaba en su camino. Después de cordelar 8 animales y ante lo cansado que estaba resultando la jornada (además de la pesca, la temperatura ambiente rondaba por los 35°C por lo que extremé precauciones contra el sol y la transpiración), opté por regresarme no sin antes experimentar la reconfortante presencia de un picudo (saltó a lo lejos), muchos peces voladores, delfines nariz de botella, cochitos, lobos marinos y las omnipresentes caguamas que apareándose, se ven toscas, grotescas e indefensas. 

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