02.07.15 Ante la posibilidad de no ir a la “parcela” en los próximos días
(aparentemente habrá lluvias y fuertes vientos a partir de mañana viernes por
la tarde), hoy decidí salir un rato al mar aprovechado que el pronóstico
vaticinaba “smooth seas” (superficie del mar suave, tersa), aunque como se ha
hecho costumbre, las olas secundarias aparentemente no cuentan para los
programas matemáticos con los que elaboran los pronósticos. De cualquier forma,
el mar estaba navegable para la Mi Última y a las 7:30 h ya tenía 4 señuelos en
el agua sobre la isobata 40, con la esperanza de que un despistado dorado
tomara a cualquiera de ellos, ya que han pasado muchas lunas y esta especie
brilla por su ausencia; no hubo suerte y por el contrario, de nueva cuenta los
barriletes hicieron su “desagradable” aparición y tomaban cualquier señuelo
(grande, chico, suave, duro), que se les atravesaba en su camino. Después de
cordelar 8 animales y ante lo cansado que estaba resultando la jornada (además
de la pesca, la temperatura ambiente rondaba por los 35°C por lo que extremé
precauciones contra el sol y la transpiración), opté por regresarme no sin
antes experimentar la reconfortante presencia de un picudo (saltó a lo lejos),
muchos peces voladores, delfines nariz de botella, cochitos, lobos marinos y
las omnipresentes caguamas que apareándose, se ven toscas, grotescas e
indefensas.
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