20.03.15 A las 5 h
visualicé el pronóstico del día y marcaba excelentes parámetros como para salir
al charco, por lo que a las 6:30 h ya me encontraba en el agua dispuesto a
tomar la “revancha” (el miércoles 18 fuimos con el Ing. Mena al Farallón y de 6
picudos que testerearon los señuelos, ninguno se prendió; además, un “doradón”
que si se mantuvo en la línea por buen tiempo, al final también se soltó por lo
que el marcador final de ese aciago día fue de 7 a 0) y “sacarme la espina” o
curar el llamado “síndrome de la saladez”. El caso fue que este día y antes de
llegar a la piedra, se prendió un marlin de buen tamaño (midió 2.40 m y pesó
62.50 kg; mordió el señuelo a las 7:55 h y lo saqué a las 8:30 h por lo que tardé
35 minutos en acercarlo a la embarcación), al cual no lo pude liberar pues se
clavó profundamente el anzuelo de un señuelo azul con rosa Williamson Big Game
de 20 cm, en la quijada superior y venía sangrando profusamente. Todavía me
quedé otras 2 horas en el agua con la esperanza de que se prendiera un dorado
pero todos los señuelos fueron muy atractivos solo para los barriletes; opté
por regresarme a la costa antes de que los túnidos acabaran con las pocas
fuerzas que me quedaban después de la pelea con el marlin. ¡Y a Dios gracias,
sigo navegando para sentirme vivo!
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