16.11.23 Ante los buenos resultados de ayer y a pesar del natural cansancio de un adulto bastante mayor, hoy regresé a mi “querencia” y pude comprobar que gracias a la infinita benevolencia del Señor, los pargos (también los bichis y los roncachos), estaban en el mismo sitio donde los dejé en la jornada previa; sin embargo, debo dejar constancia de que fue un día difícil por el frío (la superficie del agua a 24°C), el viento (ráfagas de 30km/h que a intervalos, hacían ingobernable la ligera embarcación de aluminio) y una enérgica marea que magnificaba notoriamente las críticas variables de navegación.
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