31.05.22 Para cerrar la bitácora del mes y viendo que el pronóstico del mar no iba a estar tan malo (me llevé una decepción porque había olas muy altas y frecuentes), hoy realicé en solitario (el Señor fue mi compañero), una jornada por el mismo sitio donde últimamente he encontrado dorados y bonitas; en efecto, a las 7:20h se prendió el primer pez y de ahí en adelante, hubo una gran “fiesta” (“desafortunadamente”, hoy también se prendieron barriletes), que terminó cuando perdí en la pelea, 2 machos de buen tamaño. A las 11h y una vez que “perjudiqué” a 4 hembras (no las pude regresar porque estaban muy dañadas), decidí direccionarme hacia el náutico con el cansancio natural y los achaques de un septuagenario loco por la navegación y la pesca.
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