16.04.22 Para esta jornada (6:30 a 13:30h), no puede haber otro calificativo más que “extraordinaria” ya que en compañía de mis hijos Abelardo (también fue su esposa Denise) y Alejandro, así como de los nietos Ricardo, Abelardo e Isabella (en 2 embarcaciones, la Piñahata y la Pa’ntonces), fuimos partícipes (en vivencias y avistamientos), en todo su esplendor, de uno de esos eventos que solo el Señor es capaz de escenificar ya que además de 25 bonitas que se prendieron en todo tipo de señuelos que pusimos en el agua, avistamos ballenas, caguamas, un gran manada de delfines que se ponían de acuerdo para saltar al unísono en un soberbio espectáculo; además, toda la jornada fue coronada con la presencia de un marlín que sin el menor recato, se aproximó a las 5 embarcaciones que estábamos ancladas en las proximidades del Farallón, pasando a retirarse contoneándose graciosamente y por supuesto, dejándonos a todos con un sentimiento perplejo e inolvidable.
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