08.03.21 En solitario y en la embarcación Mi Última, hoy realicé un bonito recorrido por el Farallón; fue una jornada inolvidable por como estaba la superficie del mar y además, desde que salí de la boya de recale, me acompañó una familia de cachalotes que ofrecieron un espectáculo inenarrable. Los peces estuvieron muy “lentos” (no era para menos con una temperatura en la superficie del agua del orden de los 16°C que para las 10 de la mañana, solo alcanzó los 17.7°C) y para complementar el panorama, los lobos no dejaban subir ningún animal; de hecho, perdí un señuelo en una álgida pelea con uno de estos mamíferos. Para contrarrestar su ímpetu, quité las chicharras a los carretes esperando que no se dieran cuenta cuando se prendía un pez, pero sucedió que otra bonita (también la perdí), se desgarró la quijada de tanto tiempo que lo anduve “paseando” prendida de los anzuelos simples.
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