25.08.20 Desde que esta mañana puse la Mi Última en el agua (6:30h) y una lisa (Mugil Cephalus), inesperadamente brincó a la embarcación (hacía muchos años que no me pasaba este “incidente”), supe que iba a tener una muy buena jornada, como así sucedió ya que para las 8:45h que me salí del agua, atrapé corvinas, pargos y coconacos (extrañamente, en esta ocasión no hubo cochis, bichis, roncachos o cabrillas), constatando en esta extraordinaria mañana el concepto de “vicio” ya que aún sintiendo un profundo cansancio, seguí poniendo los señuelos en el agua hasta quedar sin aliento y solo a través de la ingesta de electrolitos (y por supuesto, la benevolencia del Señor), pude “volver a la vida”.
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