26.02.17 Aunque hoy es domingo y contra mi costumbre, fui al náutico para ponerle
gasolina a la embarcación Pa’ntonces y como no podía “desperdiciar” la ocasión,
puse un rato (6:30 a 8 h), en el agua la lancha de aluminio Piñitas; inmediatamente
que los señuelos Storm cayeron al agua y frente a las instalaciones del náutico
y los marinos, sufrieron los embates de las barracudas (había tantas que
inclusive se prendían “robadas” del lomo; para variar, perdí otro señuelo por
la “mala” costumbre de estos animales dientones de morder el monofilamento),
que durante todo el corto lapso de tiempo que estuve en el agua, nunca dejaron
de atacar a los curricanes. La nota extraordinaria (siempre las hay; es uno de
los secretos del Señor para mantenerme firmemente “perdido” en esta actividad
marina), la dio un coconaco sartenero que peleó intensamente y que por su
bravura, coraje, bellos e intensos colores, se le regresó (al igual que todas las barracudas), al agua y sin mayores
daños.
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