lunes, 10 de agosto de 2015

10.08.15 Dice el refrán que después de la tempestad viene la calma y apoyándome en esta conseja, hoy a las 5 visualicé un mar tranquilo como para dar una pequeña vuelta en las aguas costeras; metí la Sea Hunt a las 7:30 y para las 8:45 ya estaba en la cota batimétrica 36 donde había un gran “comedero”. Primero puse en el agua unos señuelos blandos Little Bad Dart de 20 cm e inmediatamente comenzó la “fiesta” amenizada con el sonido característico de los carretes 9/0; eran puros barriletes chicos que andaban tras alevines de sardina por lo que cambié a señuelos duros Williamson Speed Pro habilitados con un solo anzuelo y con ellos, estuve atrapando barriletones de buen tamaño y peso (todos fueron regresados al agua), que me cansaron sobremanera y aun así, no quería darme por vencido esperando que se prendiera un buen dorado. Después de 3 horas y ya casi exánime por el bochornoso calor, tuve que aceptar “mi derrota” y me direccioné a tierra, no sin antes volver a vivir el espectáculo de las caguamas descansando plácidamente sobre la mar calma, los peces voladores, los infaltables lobos y en esta ocasión, hasta la alarmante presencia de una ballena que de improviso, salió a respirar a menos de 10 m de la embarcación; también debo documentar que por primera vez en todas mis largas jornadas, una lancha de la Capitanía del Puerto de Topolobampo, se aproximó a inspeccionar donde andábamos yo y otras embarcaciones deportivas.

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