18.02.24 Por razones de índole médica tanto de mi esposa como mías, he estado un poco alejado de mi querencia pero hoy mi hijo Abe y mi nieta Isabella, me dieron la grata sorpresa de que salieron al cerro (acompañados del Señor), en la embarcación Piñahata, encontrándose con un muy buen tiempo (olas y frecuencia de la cresta imperceptibles, tal como estaba previamente pronosticado) y además, con buena pesca ya que además de dorado macho, tuvieron la oportunidad de sentir el pique de un picudo (valga la redundancia), que finalmente no se quedó en el señuelo.